sábado, 20 de enero de 2024

Encerrado con el diablo (Black Bird). SERIE. Apple TV.

 



Drama carcelario, a primera vista más que original, y de una factura impecable.

Cómo, por otra parte todas las productoras de la para mi la mejor plataforma ahora mismo de streaming en España.

El problema es que dónde se prometía suspense, malevolencia, violencia, turbación; nos encontramos con imágenes complacientes, desarrollo de personajes de niños, que no aportan gran cosa a la historia, y una factura en general rosa y complaciente.

Da la impresión de que el tema a tratar les hubiera dado tanto miedo que han intentado hacerlo con todas las precauciones del mundo. Descafeinando así un drama y una historia que prometía infinitamente más de  lo que da.

El "pensamiento correcto" otra vez haciendo de las suyas.

Me pregunto que hubiera pensado Jonathan Denme en el 91 cuándo rodó la OMA (Obra Maestra Absoluta), del Silencio de los Corderos.

Jodie Foster de seguro hubiera estado encantada. (Pero entonces apenas había destacado en otra OMA inmarcesible y absolutamente imprescindible, cómo adolescente casi infantil en Taxi Driver. Con un absolutamente arrebatador y trascendente Robert de Niro. Y debía de necesitar el dinero, sin poder permitirse el lujo de rechazar un papel en una producción de ese calado, por mucho que se le revelaran las entrañas y su rigidez moral inapelable).

Cómo siempre lo único que salva la historia es la actuación "del malo" (así lo llaman continuamente en la historia sin cortarse un pelo...).

¿Por qué son siempre los "malos" lo más interesante y original de las películas de suspense?

Los "buenos" da la impresión que podrían intercambiarse de una historia a otra, y no cambiaría gran cosa.

Es una postura moral, más un personaje, y por eso son intercambiables, y raramente aportan gran cosa. Salvo el carisma del artista. The Silence of the lambs nunca hubiera sido la misma sin ella, es evidente. Y quedó más que claro en el prescindible remake (dónde además Hopkins ya estaba en la cumbre y se lo tomó más cómo una actuación de feria que cómo otra cosa).

Otro tanto pasaba en la otra OMA de referencia del género (hoy me temo que: imposible de realizar), y el eternamente GENIAL Kevin Spacey. En Seven.

Esta era tan incuantificablemente buena que incluso los dos "buenos" eran imprescindibles para que la historia saliera tan redonda, sublime, cómo salió.

¿Pero hubiera sido posible sin el "tipo malo" creado por el grandísimo Spacey?

Lo dudo.

Aquí el "malo" no es glamuroso (no son tiempos para ello), sino que por el contrario procuran extremar los aspectos opuestos casi hasta la parodia.

Y ese es el mérito del actor que le da vida.

Sus ojos son cómo los focos que se la dan también a toda la serie.

Y la forma en se salta la parodia que querían hacer de su personaje, para convertirlo, una vez más, en LO MEJOR DE LA MEDIOCRE SERIE, con diferencia.

Y bien difícil que era con el físico y los materiales dramáticos y actorales que le habían dado.

Los flashback: lo peor, más aburrido y prescindible de todo. Empezando por el de la niña. Que no puede ser más ralo, cursi y predecible.

Pesa la moral en esta producción, cómo en tantas de esta terrible época para el Cine, y las auténticamente revolucionarias producciones televisivas (Breaking Bad, The Soprano, Sons of Anarchy,,,,,), de lo políticamente correcto, y el "buenismo".

Y esta anodina, y finalmente profundamente decepcionante, es una buena prueba de ello.

Su calificación, objetiva y cinematográficamente hablando no puede pasar de un 5.

Y va más que sobrada. teniendo en cuenta las lágrimas del malo en un determinado momento del final de la producción. De auténtica vergüenza ajena, y preocupación propia.






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