sábado, 2 de noviembre de 2013

ONDINE

Cuento de hadas al que no le falta de nada.

 
Ni paisaje fabuloso, ni protas de ensueño.
Cuerpos perfectos, deslizándose entre las olas, como las propias Ondinas o las Sirenas de leyenda.
Enseñando solo lo justo. Insinuando todo lo demás.

Si la vida fuera así, ¡que bonita sería!
Pero por eso nos gusta el cine, ¿no?
Como una droga dura inyectada directamente en vena.
Para que llegue rápido al corazón, y le engañe otra vez, por un buen rato.

En mitad del sueño inducido de una sociedad en coma.

¿Quién no se enamoraría al primer vistazo de una Ondina así?
¿Came on: seamos sinceros chicos!
¡Y de un prota como él, chicas? ¿Alguna que le haga ascos?
Que levante la mano, por favor.

¡Y encima con corazón de oro y mala suerte!
¡Ahí mi niño, pero que mala pata me has tenido!

Por eso, Dios, tenía miedo de recobrar la fe, otra vez. Porque con esa mirada, ese cuerpo, y esos ojos; todo fueron desgracias en su vida. Como no; prácticamente inevitable...
Conozco a más de una que sí solo pongamos un tercio de la población de pescadores irlandeses fueran así, peregrinaban a sus costas y se dejaban naufragar, como la armada invencible, una vez por estación.
Como mínimo.

Y la vida le ha tratado tan mal... ¡A pesar de tener un corazón de oro! Que dan ganas de acunarlo, ¿verdad chicas?
¡Y ser un padre estupendo! IDEAL para vuestros sueños adolescentes o crepusculares, qué importa...
No un pescador de verdad, con olor rancio a pescado y tripa cervecera; por mucho que su corazón pudiera ser del mismo puro oro irlandés.


¿Y ella?...
Claro; para justificar un pastel semejante, ante el que cualquier hombre merecedor de tal calificativo empezaría a salivar al instante, tenían que inventarse algún inconveniente leve. Algún pequeño detalle en el pasado, levísima pincelada sórdida, para dar vida y perspectiva al conjunto.
Sí no nadie se creería que un bombón de semejante enjundia (ojos y empaque divino), con lo cotizadísimos que están; anduviera así a la greña.
Presta para caer en las redes del primer palurdo ex alcohólico despistado que llegara.

Pero nada importante, ¡no hay que preocuparse!

¡Ayyyyy!... ¡Que peli más bonita!
¡Y dirección taaan sobria!...
Que dan ganas de comérsela a besos enterita (la película; no me seáis mal pensados.. Que en el fondo os conozco, casi tan bien como Disney...).



A ver quién es el guapo que le dice que no a subirse a este tren del ensueño...
Aunque sea más previsible y dulzona que una Yema de Santa Teresa.

¡Pero que bien va con un buen Whisky!
Y así haces el viaje completo...
Te subes en la alfombra mágica de la ortodoxia Hollywoodiense y te dejas llevar al país lejano, tan lejano, de la magia. Incuestionable y falaz. Como un buen jaco. Infalible y certero.
Fría como una aguja finísima, directa al corazón.

Durante dos horas.
Luego despiértate y contempla (como en aquel maravilloso poema de Baudelaire : "Habitación Doble"), tu mísero apartamento de siempre.

Eso sí te lo permite la resaca al día siguiente. Y no te bailan los muebles, como los despojos de un desastre en alta mar.


¿Dónde está el Neil Jodan malicioso, inteligente, perturbador, lúcido, cínico y mágico de "Juego de lágrimas"?...


A mi que me avisen cuando las fabriquen en serie a estas Ondinas. Y pueda pillarme una en amazon.

Gracias.


PD: Ah! Y que traiga el kit completo con red y todo, ¡adaptable a la bañera!

PD2:  Estoy pensando también  que no sería mala idea para una edición coleccionista de la peli en el futuro.........
Ya babeo de la emoción.
Espero  que no me pille muy, muy viejo.
Esa sí sería una verdadera historia digna de contar.
Con ironía, moraleja y muchisísima mala leche.


¿NOTAAA?: ¡Un 7 mínimo, of course!

domingo, 8 de septiembre de 2013

CHAINED

Encadenado, encadenados por la vida a nuestras circunstancias.


 
 
A nuestros deseos, inquietudes, limitaciones... A la elección fortuita de cada instante.

Al paisaje desolado de nuestros corazones, o de el muro que tenemos enfrente, y nos recorta las vistas.

A nuestra podredumbre, a nuestra roña, o nuestras lágrimas, esperanzas o pasiones.

Una historia encadenada a la siguiente, una persona, a la de al lado.
Como una espiral infinita.
Maldita o no.


De miedo, de dolor, o quizá de todo lo contrario.
Sí nos esforzamos lo suficiente.
Sí intentamos mirar un poco más allá de aquellas vayas que nos limitan.

Depende todo de nosotros.
Lo que hagamos con ellos cada día marcará el futuro de nuestros hijos, como un hierro al rojo en una res del viejo oeste.

Lo que luchemos por trascender la soledad, y la vista plana de los cuatro muros de nuestras casas.
De nuestras televisores y sillones.

De la rutina que nos envuelve, como una malla fina que aprisiona a veces.


 
 
 
Se merece al menos un: 7.

sábado, 27 de julio de 2013

RED HILL; la épica del mejor Western trasplantada



Como una planta que con esmero trasportáramos cientos de millas, y acabáramos plantando con cariño en las antípodas del mundo. Lo más distante posible, casi, de su origen.

 
En circunstancias sin embargo similares; desierto, pequeñas poblaciones alejadas de la civilización, duros hombres forjados en circunstancias extremas, incluso Sheriff y ayudantes...

Pero: no nos confundamos; esto no es Norteamérica; aunque parecida es una Australia remota.



Planta trasplantada también en el tiempo, hasta la actualidad (aunque eso ya lo hizo, por ejemplo Walter Hill, en la sublime Last Stand/ El último hombre, con un maravilloso Bruce Willis).

No le falta nada a este Western; uno de los mejores "malos" políticamente incorrectísimo que he visto en muchos años, un héroe en el que nadie confía; enjuto y solitario. Y novato...

Un guión perfecto, prodigioso. Y además original.
Que consigue además lo que hoy en día es tan difícil: sorprender.

Mística de la violencia en grado sumo. Al nivel, me atrevería a decir del Tarantino de los mejores tiempos.

Unos actores soberbios, sin gota de una sobreactuación que hubiera sido tan fácil...

Conmovedora y excitante, como una bala en el cerebro.

Anglosajones de las antípodas imitando de modo más que sobresaliente a sus primos lejanos.
Vale la pena ver esta maravilla como uno de los mejores Westerns de los últimos tiempos.
Épico, canónico, y PERFECTO.

El problema, como siempre, la ceguera de la ignorancia que puebla por doquier el panorama devastador e inapelable de las editoras patrias. Ya que ninguna se ha dignado en editar esta JOYA....

La podéis encontrar, sin embargo, en USA con subtítulos en español.
Pero, ¡ojo! que os manden la versión propia, y no la canadiense, como me pasó a mi, que los tiene únicamente en inglés.

¡A DISFRUTAR!

Le doy, SIN DUDA, un 8, aún emocionado (¡y la vi hace más de 6 meses!...).

viernes, 26 de julio de 2013

HATFIELDS AND McCOYS: KEVIN COSTNER O LA ÉPICA DEL MEJOR WESTERN.

Sin estreno todavía en el país de la pandereta, y el desierto moral que nos asola, ni los piratas han podido aún echarle mano a esta joya, al menos con algo de español.

 
(Algo oí recientemente de que la había comprado el Plus, u otra cadena... Menos mal, pero ya les vale la tardanza, y el escaso buen gusto que se les resbala a veces de la boca... Como a la encantadora niña del exorcista los insultos...).

Yo la compré en Blu Ray en Usa y la visioné las pasadas Navidades. Inglés con subs en el mismo idioma, que uno aún no he podido acaparar el valor para tirarme a la piscina del idioma de la pérfida Albión a secas. Agua demasiado fría, de momento.
No excesivamente fácil de seguir, pero comprensible, dado el peculiar acento de la zona y las no menos singularidades lingüísticas propias del periodo referido.


En cualquier caso: OBRA MAESTRA ABSOLUTA.

O.M.A. como una casa, o un veteado de esmeraldas palacio cardenalicio.

Oda al mejor Costner de Bailando con lobos, o aquel otro prodigio del genero llamado Open Range.
Pero con un tempo más lento y espaciado, como corresponde a un producto dirigido a la televisión, y sin quizá los alardes técnicos de esta.
Pero con una ambientación, trabajo actoral y de dirección, a la altura del mejor producto audiovisual de referencia.
Una música impresionante, que también adquirí procedente de USA, y no paré de escuchar durante semanas fascinado.
 
En definitiva una prueba más de ese axioma que desde hace ya un tiempo se ha puesto de moda, y que no deja de responder a la verdad más descarnada, de que muy probablemente los mejores productos hoy día se realizan para la televisión, más que para la pantalla grande. Que parece haberse infantilizado y mediocrizado sin remedio.


De una duración de 290 minutos, a este menda se le hizo corta, y me la vi por supuesto de un tirón, precisamente entre la noche más buena del año (o eso dicen), y el día de Navidad.
Que mejor compañía para pasar tan señaladas, y a medida que uno se va haciendo mayor y descreído menos encantadas fechas.
Kevin las hizo mágicas de nuevo.
Acompañadas de un buen Bourbon, se pasaron plácidas y emocionantes como el mejor viaje en celuloide que recuerde.

Una historia fascinante, basada en hechos reales, muy conocidos en EEUU, pero bastante menos por aquí.
En mi irrenunciable afán por revelar lo menos posible de la trama (algo propio de críticos mediocres, meros publicistas torpes, muchas veces...), solo diré que la misma implica a dos familias o clanes, y varias generaciones.
Épica, como corresponde a cualquier Western de verdad, sigue sin embargo la línea marcada por la prodigiosa Sin perdón, y no deja de intentar no mitificar los hechos. Que estos se presenten en toda su crudeza; sin buenos o malos, y que cada cual juzgue la ambigua historia, repleta de grises, como la vida misma.
Épica y realista, demostrando que no hay porque edulcorar el ARTE, así con mayúsculas. Ni la vida misma; cuya esencia y corazón, aunque no lo parezca en ocasiones: es la esencia de la épica misma (tan solo hay que saber plasmarla sin excesos delirantes).

Solo también diré que a los fans del mejor Costner les entusiasmará. Al igual que a cualquier amante del mejor Western que se precie.
Ya que es SIN DUDA de lo mejor (¿lo único?), que se he hecho en el género los últimos años.

Kevin: te adoro tío, jamás olvidaré el estreno de Dancing with Wolfes, por aquel 1991 que parece que fue ayer por la noche. Y donde me hiciste sentir cosas (ganas de vivir, de marcharme a cualquier parte, a la frontera de cualquier mundo diferente a este...), que pocas historias han conseguido después, ni por asomo.

Eres GRANDE, chaval. Único y probable, y lamentablemente: irrepetible.


A la GRANDIOSA, MARAVILLOSA Y ÉPICA HATFIELDS AND McCOYS le doy un más que merecido: 8.


martes, 9 de julio de 2013

ENTER THE VOID

Enter the void, o como debería decir su traducción, sí alguien con un mínimo de coeficiente intelectual y rastro de buen gusto, en este ya poco sorprendente país nuestro, se hubiera molestado en estrenarla: SALTA AL VACÍO.

Al vacío de una de las experiencias mas subyugantes, catárticas e increíbles que uno puede llegar a experimentar en una sala de cine hoy en día. Y siempre.

Contar el argumento sería un error (ya sabéis todos los que me seguís, que en cualquier caso NUNCA lo hago..); ni siquiera el tráiler deberíais ver.
Al fin y al cabo "saltar al vacío" debería consistir en eso, ¿no?
Y cada experiencia cinematográfica un viaje audaz a mundos diferentes.
Pura esencia del cine y los que le aman de verdad; que los trailers no dejan de ser cuñas publicitarias para indecisos.

A parte de que el argumento sería, ¿cómo decirlo? Cuanto menos: peculiar. Como en el arte más puro, la poesía, digamos que es lo de menos.

Recomiendo una tarde pausada, en que apetezcan emociones puras, fuertes como el licor más exquisito.
Sí te entra por los ojos conseguirás lo que todo Arte en el fondo pretende, y saldrás de la experiencia transformado en otra cosa diferente a la que entró.
Otra persona, probablemente muda, con los ojos como platos.

Como me pasó a mi.
Que las lágrimas se fundieron con el llanto, y hasta con la risa histérica y fascinada.

Experiencia, sin duda, no apta para paladares populares.
Túnel que probablemente te cambiará la vida de algún modo, si coges el tren que te propone con el ánimo adecuado.

Pero, como todas las aventuras verdaderas, puede resultar también peligrosa.
Advertido quedas.
Como en uno de esos viajes de ácido de los sesenta que resultaba mal.
Y puede que te acabes perdiendo en la selva intrincada, original, renovadora, hipnótica y lacerante de su magia prodigiosa.


Le doy, SIN DUDA ( creo recordar que solo di uno en mi vida antes), aún emocionado al recordarla (la vi ya hace meses; os pido disculpas por el abandono en el que os he tenido...): un 10.

Se lo merece (pocas, muy pocas veces he estado de algo tan convencido).