martes, 9 de julio de 2013

ENTER THE VOID

Enter the void, o como debería decir su traducción, sí alguien con un mínimo de coeficiente intelectual y rastro de buen gusto, en este ya poco sorprendente país nuestro, se hubiera molestado en estrenarla: SALTA AL VACÍO.

Al vacío de una de las experiencias mas subyugantes, catárticas e increíbles que uno puede llegar a experimentar en una sala de cine hoy en día. Y siempre.

Contar el argumento sería un error (ya sabéis todos los que me seguís, que en cualquier caso NUNCA lo hago..); ni siquiera el tráiler deberíais ver.
Al fin y al cabo "saltar al vacío" debería consistir en eso, ¿no?
Y cada experiencia cinematográfica un viaje audaz a mundos diferentes.
Pura esencia del cine y los que le aman de verdad; que los trailers no dejan de ser cuñas publicitarias para indecisos.

A parte de que el argumento sería, ¿cómo decirlo? Cuanto menos: peculiar. Como en el arte más puro, la poesía, digamos que es lo de menos.

Recomiendo una tarde pausada, en que apetezcan emociones puras, fuertes como el licor más exquisito.
Sí te entra por los ojos conseguirás lo que todo Arte en el fondo pretende, y saldrás de la experiencia transformado en otra cosa diferente a la que entró.
Otra persona, probablemente muda, con los ojos como platos.

Como me pasó a mi.
Que las lágrimas se fundieron con el llanto, y hasta con la risa histérica y fascinada.

Experiencia, sin duda, no apta para paladares populares.
Túnel que probablemente te cambiará la vida de algún modo, si coges el tren que te propone con el ánimo adecuado.

Pero, como todas las aventuras verdaderas, puede resultar también peligrosa.
Advertido quedas.
Como en uno de esos viajes de ácido de los sesenta que resultaba mal.
Y puede que te acabes perdiendo en la selva intrincada, original, renovadora, hipnótica y lacerante de su magia prodigiosa.


Le doy, SIN DUDA ( creo recordar que solo di uno en mi vida antes), aún emocionado al recordarla (la vi ya hace meses; os pido disculpas por el abandono en el que os he tenido...): un 10.

Se lo merece (pocas, muy pocas veces he estado de algo tan convencido).

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