domingo, 8 de septiembre de 2013

CHAINED

Encadenado, encadenados por la vida a nuestras circunstancias.


 
 
A nuestros deseos, inquietudes, limitaciones... A la elección fortuita de cada instante.

Al paisaje desolado de nuestros corazones, o de el muro que tenemos enfrente, y nos recorta las vistas.

A nuestra podredumbre, a nuestra roña, o nuestras lágrimas, esperanzas o pasiones.

Una historia encadenada a la siguiente, una persona, a la de al lado.
Como una espiral infinita.
Maldita o no.


De miedo, de dolor, o quizá de todo lo contrario.
Sí nos esforzamos lo suficiente.
Sí intentamos mirar un poco más allá de aquellas vayas que nos limitan.

Depende todo de nosotros.
Lo que hagamos con ellos cada día marcará el futuro de nuestros hijos, como un hierro al rojo en una res del viejo oeste.

Lo que luchemos por trascender la soledad, y la vista plana de los cuatro muros de nuestras casas.
De nuestras televisores y sillones.

De la rutina que nos envuelve, como una malla fina que aprisiona a veces.


 
 
 
Se merece al menos un: 7.

2 comentarios:

Leonor Agua dijo...

Pinta bien. Habrá que verla. Y, por cierto, esta mañana he salido más contenta de casa. Gracias por el comentario.

Ribus dijo...

Gracias a ti por escribir como escribes.
Y regalárnoslo a todos tan desinteresadamente.

No sé sí yo sería capaz.
Que guardo mis poemas como un avaro mezquino, inocente irreductible, o quién sabe sí vergonzoso patológico.

Y me limito a regalar este pobre blog desastrado, trashumante y casual, sobre otras de mis pasiones: el cine.

Por mi parte (aunque hoy no pienso salir de casa, jaja), también me ha hecho un poquito más feliz, que alguien de tu sensibilidad y talento haya agradecido mi modesto, sincero e improvisado comentario.
Más que merecido.

Toda esta inaudita y sorprendente riqueza que, como tus textos, hoy en día nos pone al alcance de los dedos internet, me ha hecho pensar en el poema de mi adorado Baudelaire: Mala Suerte.

A lo mejor algo bueno tiene el siglo XXI, y tanta comunicación superflua permita también salir de las "soledades hondas", la riqueza que de otra forma permanecería trágica e incomprensiblemente anónima.

Gracias por compartir la tuya.